La empatía del escritor

 

 

No es nada fácil convertirse en un buen escritor de ficción. Es muy difícil escribir un buen libro de ficción, uno que transforme interiormente a los lectores y que contenga personajes profundos y verosímiles, que tengan una entidad similar a la de un ser humano de carne y hueso, hasta el punto de que puedan llegar a confundirse.

 

Una persona puede contar con una inteligencia superior, dominar el lenguaje y las técnicas literarias más avanzadas; puede tener profundos conocimientos sociológicos y psicológicos; puede haber desarrollado una creatividad sofisticada. Pero el cúmulo de todas estas cualidades no le permitirá escribir un buen libro de ficción cuyos personajes rezumen una humanidad incuestionable. No le resultará posible si no cuenta, además, con una cualidad crucial: una empatía exacerbada. No será suficiente una empatía normal, ni siquiera una buena empatía; esta habrá de alcanzar un grado superlativo. De hecho, la empatía de los escritores más dotados en nada se parece a la de la mayoría de individuos, dada su complejidad y su extraña capacidad de asimilación de lo ajeno.

 

Porque, en esencia, ser un escritor de ficción ¿en qué consiste? Sin duda, en pensar y actuar como lo harían otras personas. Esta es la tarea primordial. Ser escritor de ficción es ser otro; no parecerlo (la emulación no resulta suficiente); realmente hay que ser el otro; de lo contrario, la ilusión de realidad, de flagrante humanidad, no llega jamás a producirse.

 

Si un escritor, por ejemplo, pretende crear un personaje psicópata, tendrá que indagar en su psicología, interiorizar todos sus atributos –esa forma especial y descarnada de ver el mundo– y, a continuación, hacerlos suyos, esto es, trasplantar ese código psíquico a su cerebro, que suplantará momentáneamente, durante el proceso artístico, al de su verdadera personalidad; así, la personalidad se borra, se retira, para que sea otra la que se exprese. Un psicópata, una mujer infeliz, un niño retraído, un empresario autoritario, un líder religioso..., son muchas las posibilidades que ofrece el género humano; y el escritor de ficción debe ser capaz de asimilarlas todas.

 

Pero no piensen que al escritor de talento le resulta muy difícil esta tarea de transformarse en los otros. Qué va. Lo consiguen de forma espontánea, sin esfuerzo alguno. Están acostumbrados, desde la niñez, a vivir en el interior de los otros. Ese es su don más preciado, el del allanamiento de la intimidad psíquica del otro. Son muy conscientes de su propia interioridad y de la de los otros.

 

Así pues, cuando enfrenten sus ojos con los de un escritor de ficción de verdadero talento, tengan por seguro que no tardará mucho en alcanzar su interior, donde permanecerá el tiempo que le sea necesario.

 

Pulsar el botón +1 para recomendar este artículo en Google

Escribir comentario

Comentarios: 2
  • #1

    Landon Drewes (miércoles, 01 febrero 2017 01:05)


    I am really impressed with your writing skills as well as with the layout on your weblog. Is this a paid theme or did you modify it yourself? Anyway keep up the excellent quality writing, it is rare to see a great blog like this one today.

  • #2

    JSC (miércoles, 01 febrero 2017 13:14)

    Señor Landon:
    Muchas gracias por sus alentadoras palabras. Se lo agradezco a usted y a sus heterónimos, diseminados por este blog.

    Si le gustan mis artículos, sin duda le entusiasmarán mis libros publicados.

    Saludos,

    J.