Reseña literaria: 'La variable humana'

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Portada de la novela 'La variable humana', cuyo autor es Rodrigo Martín Noriega. Editorial Gadir.

 

 

 

Autor: Rodrigo Martín Noriega

Título: La variable humana

Editorial: Gadir

Páginas: 128

Precio: 14,50 euros

ISBN: 9788494016554


Rodrigo Martín Noriega (Valladolid, 1976) ha debutado en el panorama literario con la nouvelle La variable humana, ganadora del I Premio de Novela Corta Fundación Monteleón, certamen al que concurrieron 246 originales procedentes de quince países. Resulta elogiable que dos de los miembros del Jurado –José María Merino y Luis Mateo Díez–, dado que la fundación Monteleón realizaría una edición muy limitada de la obra ganadora, hayan hecho valer su gran influencia para conseguir que una editorial comercial le diese a La variable humana una mayor difusión, responsabilidad que ha recaído sobre la valiosa Gadir.

 

La ópera prima de Rodrigo Martín narra la peripecia intelectual de tres matemáticos cuyas vidas se entrelazan de manera trágica: Alfred Keitel, matemático teórico de prestigio internacional que abandonó su investigación más ambiciosa por razones desconocidas; John Farrell, un joven matemático de talento extraordinario inspirado por las conturbadoras investigaciones del experimentado Keitel; y Samuel Bates, matemático poco brillante que dirige el proyecto de Farrell en una universidad londinense. La narración está centrada en la revolucionaria investigación del joven Farrell, tras la que subyacen principios que afectan de forma determinante a la condición humana.

 

Desde luego, la construcción de la primera parte de la novela (el planteamiento y parte del desarrollo) es impecable. Aquí exhibe el autor su innegable talento literario. Resulta impecable el modo en que presenta a los personajes, el modo en que los define y los hace interactuar, con meticulosa concisión, sin incurrir en la más mínima artificiosidad; es magnífico el desarrollo de los caracteres de los tres matemáticos, especialmente los de Keitel y Farrell, cuyos conflictos personales y existenciales, producto de una inteligencia extraordinaria, están expuestos con lucidez y eficiencia; demuestra el autor, además, una gran sensibilidad en la representación de las escenas afectivas, en las que se ven implicados personajes secundarios de calidad. Y todo esto se consigue, como exige el subgénero literario escogido, con envidiable economía de recursos narrativos y expresivos.

 

Desafortunadamente, este brillante andamiaje narrativo se desmorona en cuanto el relato adquiere los rasgos propios de la novela negra, en cuanto se descubren los entresijos del misterio matemático anunciado en el planteamiento de la narración. Sintetizando: cuando el lector inteligente ya se ha convencido de que Keitel y Farrell son dos auténticos genios y asiste a la explicación de la revolucionaria teoría matemática, descubre sorprendido que ésta es ramplona, superficial, nada revolucionaria y, desde luego, inverosímil, sobre todo las consecuencias que tiene en el relato (ya meramente fantástico) la ejecución de esa teoría rocambolesca (si se aspira al rigor y a la seriedad, hay determinadas teorías que no se pueden formular después de treinta años de posestructuralismo derridiano). En suma, el determinismo estructuralista que la novela propone –y al que termina subordinándose– la malogra de manera inesperada, a lo cual también contribuye un desenlace cuyos ingredientes son más propios del telefilme o el best seller complacientes que de la alta literatura, forma esta última por la que apuesta la primera parte de la novela.

 

En otro orden de cosas, aunque la narración está muy bien escrita, hay demasiados errores ortográficos referentes a la puntuación de vocativos y a la acentuación de pronombres interrogativos indirectos. Sorprende, en primer lugar, que algunos miembros del Jurado del certamen de la Fundación Monteleón, académicos de la RAE, no hayan advertido al autor de estos errores; y, en segundo lugar, que el corrector de la editorial los haya pasado por alto.

 

En definitiva, La variable humana es una nouvelle fallida con muchas virtudes. Quizá el principio de amenidad, que Rodrigo Martín considera un aliado, se haya comportado en este caso como un enemigo.

 

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Comentarios: 7
  • #1

    Rodrigo Martín (miércoles, 25 julio 2012 19:51)

    Hola Juan.Soy el autor de "La variable humana"y quería agradecerte tu crítica,no únicamente por los elogios sino especialmente por las partes en las que la novela sale peor parada.Te agradezco tu argumentación, creo que has hecho un ejercicio de rigor y en todo momento he sentido respeto por tu parte.Puede que en algùn momento mi ego se haya sentido un poco magullado,pero ante todo me siento honrado de leer un comentario tan impecable(e implacable)de algo escrito por mí.Te aseguro que intentaré que tus palabras no caigan en saco roto y que me sirvan de recordatorio de lo mucho que debo mejorar a todos los niveles.Un abrazo y gracias de nuevo.

  • #2

    Juan Serrano Cazorla (miércoles, 25 julio 2012 22:33)

    El talento literario siempre es bienvenido en mi blog. Son pocas las novedades que leo que reciben una reseña. Ninguna novela que haya ganado un premio que no esté amañado carece de virtudes. Saludos.

  • #3

    Marta Chafer Nicolas (lunes, 30 julio 2012 17:20)

    Quería escribir por felicitarle por su blog que he encontrado buscando comentarios sobre la “Variable humana” pues me sorprendió encontrar una crítica tan elocuente. Cuando elegí la novela no me esperaba encontrar en absoluto una novela de este carácter. Con personajes que basan su vida en el pensamiento racionalista y las discusiones que ello conlleva.
    Ahora soy estudiante de arquitectura, pero años atrás, hice el trabajo final de bachillerato sobre como la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía.
    En el libro me sentí un poco parte de los protagonistas, eso sí, solo en la mitad del libro, puesto que creo que se degenera un poco hacía el final, insinuando quizás, que apasionados matemáticos no son del todo cuerdos y que viven sumisos en su mundo de números y ecuaciones.
    Quería escribir por felicitarle por su blog que he encontrado buscando comentarios sobre la “Variable humana” pues me sorprendió encontrar una crítica tan elocuente. Cuando elegí la novela no me esperaba encontrar en absoluto una novela de este carácter. Con personajes que basan su vida en el pensamiento racionalista y las discusiones que ello conlleva.
    Ahora soy estudiante de arquitectura, pero años atrás, hice el trabajo final de bachillerato sobre como la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía.
    En el libro me sentí un poco parte de los protagonistas, eso sí, solo en la mitad del libro, puesto que creo que se degenera un poco hacía el final, insinuando quizás, que apasionados matemáticos no son del todo cuerdos y que viven sumisos en su mundo de números y ecuaciones.
    Quería escribir por felicitarle por su blog que he encontrado buscando comentarios sobre la “Variable humana” pues me sorprendió encontrar una crítica tan elocuente. Cuando elegí la novela no me esperaba encontrar en absoluto una novela de este carácter. Con personajes que basan su vida en el pensamiento racionalista y las discusiones que ello conlleva.
    Ahora soy estudiante de arquitectura, pero años atrás, hice el trabajo final de bachillerato sobre como la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía.
    En el libro me sentí un poco parte de los protagonistas, eso sí, solo en la mitad del libro, puesto que creo que se degenera un poco hacía el final, insinuando quizás, que apasionados matemáticos no son del todo cuerdos y que viven sumisos en su mundo de números y ecuaciones.
    Aun así, he deleitado esta novela hasta su inesperado final.

  • #4

    Rodrigo Martìn. (martes, 31 julio 2012 21:57)

    Marta,me alegro de que te gustara la novela...por lo menos hasta la parte final.Y por cierto...lo de la geometrìa también darìa para una novela.Por otra parte coincido contigo en que la crìtica del autor de este blog es extraordinaria.

  • #5

    Marta Chafer Nicolas (jueves, 02 agosto 2012 19:25)

    Sale repetido mi comentario muchas veces!! :)

  • #6

    Juan Serrano Cazorla (jueves, 02 agosto 2012 23:32)

    Marta, me encontré el comentario así. No puedo modificarlo, solo borrarlo. ¿Quieres que lo borre y escribes otro?

  • #7

    Pablo González Moctezuma (miércoles, 21 noviembre 2012 18:14)

    Estimado Rodrigo. Me da mucho gusto poder agradecerte la excelente tarde que pasé en Malinalco, México, leyendo tu libro. Yo soy matemático y me pareció fabuloso. Será el regalo de navidad para varios colegas. Te felicito y me impresiona la certeza con la que deformas el Teorema de Gödel de la incompletud que es una lección de vida para nosotros. Un gran abrazo.